jueves, 20 de febrero de 2014

Tacrolimus y Everolimus (@Novartis, @Astellas, @AEMPSGOB)


Los inmunosupresores son fármacos que requieren de un especial manejo y precaución. Son fármacos de estrecho margen terapéutico y deben monitorizarse para mantener unos niveles en sangre en rango terapéutico para que la eficacia sea la adecuada con la mínima toxicidad. 
Es por ello, que errores en este tipo de fármacos pueden ocasionar consecuencias negativas en un paciente, ya sea porque se produzca una toxicidad por dosis superiores o una inefectividad (ineficacia) si se utilizan a dosis inferiores. Comentaremos a continuación dos casos de inmunosupresores que pueden inducir a error. 

Tacrolimus 

Tacrolimus en un fármaco inmunosupresor que se utiliza para prevenir el rechazo de trasplante y del que existen comercializadas diferentes dosis y presentaciones con diferentes pautas posológicas. 

Las dos presentaciones más utilizadas son Prograf y Advagraf comercializadas por Astellas, aunque existen otras marcas y presentaciones genéricas. Se diferencian entre ellas principalmente en la forma de administración ya que Advagraf se administra toda la dosis una vez al día mientras que Prograf se administra toda la dosis dividida en dos tomas. 

El problema podría surgir cuando se prescribe por principio activo ya que puede que se produzcan errores a la hora de seleccionar el fármaco, debido a que es el mismo principio activo en ambas presentaciones. Este error puede acrecentarse cuando las diferentes dosis de cada presentación comercial tienen gran parecido entre sí y son difíciles de diferenciar, por lo que podría producirse por una parte un error de selección del medicamento, pudiendo ocasionar desajustes en los niveles sanguíneos de fármaco debido a la diferente farmacocinética de ambos, y por otra parte podría producirse un error de dosificación debido a que las diferentes dosis de cada presentación son muy parecidas entre sí. Es por esto, que debe evitarse en la medida de lo posible la colocación de ambas presentaciones juntas para minimizar este tipo de errores.


Foto real de Advagraf y Adoport 
mezclados en un Kardex

Además deben monitorizarse estrechamente cuando se realiza un cambio entre marcas de tacrolimus, así como el cambio por un genérico, puesto que la diferente farmacocinética entre ellos puede producir variaciones en los niveles plasmáticos.



















Everolimus

Everolimus, en un fármaco comercializado con dos indicaciones y marcas diferentes, como inmunosupresor a dosis bajas para trasplante hepático, cardíaco y renal (Certican, Dosis: 0,25 a 1 mg) y como antitumoral a dosis superiores (Afinitor, Dosis: 5 y 10 mg). Ambas presentaciones están comercializadas por Novartis Farmacéutica.

Es un fármaco que requiere ser monitorizado cuando se utiliza como inmunosupresor para mantener sus niveles estables dentro del rango terapéutico y ejercer su acción inmunosupresora sin producir toxicidad en el paciente.

Las presentaciones comerciales de ambas marcas en sus diferentes dosis tienen unos acondicionamientos muy similares pudiéndose producir errores tanto en el acto de la dispensación como en el momento de la administración por el paciente.




Es frecuente, que durante el tiempo que se prolongue el tratamiento, se produzcan cambios de dosis en ambos fármacos, en Certican para mantener niveles en rango terapéutico y en Afinitor, aumento o disminución de dosis dependiendo de la eficacia o toxicidad al fármaco.
Es en estos casos cuando habría mayores posibilidades de producirse un error. Es habitual que los pacientes no devuelvan la medicación anterior sobrante a las farmacias y almacenen en sus casas fármacos con dosis diferentes. Siendo los cartonajes prácticamente idénticos, aumenta la probabilidad de que se produzcan errores en la administración de la dosis correcta por confusión de los envases pudiendo producirse toxicidades o ineficacias.

Además podrían producirse errores en el acto de dispensación. No en todas las farmacias se dispone de dispositivos automáticos de dispensación que minimizarían los errores, por lo que visualmente, al ser casi idénticos, pueden ser confundidos en la dispensación.

Es importante que aunque la estética de los envases sea similar, se añadan mecanismos para poder diferenciar adecuadamente las dosis, mediante colores diferentes, tamaños diferentes, etc). Además, añadir sistemas automatizados de dispensación minimizaría en gran medida este tipo de errores.


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